CON EL CAÑÓN EN LA BOCA

Un espacio para el desahogo, para el ahogo, para la soledad, para la compañía, para perder el control y retomarlo, para perderse completo y reencontrarse a medias, para ser un personaje y ser el autor al mismo tiempo, para gritar desaforado todos los silencios.

Mi foto
Nombre: Ricardo Hinojosa Lizárraga
Ubicación: Miraflores, Lima, Peru

Comienzo esto a la edad en que otros han terminado todo lo que les quedaba por hacer en vida: Hendrix, Morrison, Janis, Cobain. Que poco pueden parecer a veces 27, cuanto pueden significar en otras ocasiones. Fuera de eso, ya cumplí con los rituales del colegio y la universidad, el de los vanos intentos de socialización, el de la escuela de vida que te prepara para saber adonde no volver, o como extraviarte totalmente en la búsqueda de ser individual y no borrego de modas y antojos circunstanciales. Aunque, a pesar de eso, prosiga ahora como todos, como uno más, ganándome el pan y trabajando, cumpliendo protocolos y horarios, aunque prefiera quedarme en casa, escribir según mi ánimo, darle curso al onanismo (el mental y todos sus hermanos), almorzar cuando no toque, escupir al cielo eventualmente o sencillamente chasquear los dedos frente al público y hacer mi gran desaparición. A pesar de todo eso, estoy aquí, sacando bien, siempre con el cañón en la boca, tentando el número final que me haga perenne.

abril 20, 2009

Los marcianos llegaron ya


Provenientes de una realidad paralela e innegablemente estrafalaria, 5 agentes especiales fueron enviados por los dioses de la música a explorar la tierra, hace más de 30 años. Como parte de su plan de filme serie B para apoderarse del mundo, impusieron su colorido estilo en una época en que reinaba lo disco y lo punk. No son un sueño lisérgico, ni una infantil fantasía interestelar. Son los B52, quienes invadirán Lima con su propio carnaval de sonidos este 23 de abril. Agárrense, ¡los marcianos llegaron ya!.




La receta pareciera simple: vierta en el recipiente algunos elementos de desenfado y descaro escénico, varias tazas de surf rock y unas cuantas cucharaditas de moda retro, con ciertos adornos avant garde. Cuando todo esto forme una masa sólida, dele un baño kitsch completísimo, menéelo a ritmos aún por descubrir y a compases desquiciados, y luego, con mucho cuidado, colóquelo unos cuantos años en baño pop art a fuego hiperactivo. ¿Qué quedará?: un delicioso y siempre vigente bififtitú. Un B52 de estética chirriante y de sonido sideral, cápsulas sin tiempo ni límite, una agitación retro para el siglo XXI.

Es imposible no sobrecargar de calificativos a quienes hicieron de la sobrecarga su sello distintivo. Su atuendo y su música son la evidencia más clara. Su vestuario decididamente sesentero y naif, complementaba una propuesta con sonidos que amalgamaban el garaje y el rock de gente como The Ventures, Buddy Holly o los primeros Beatles, y otros matices que tranquilamente podían haber sido extraídos de las bandas sonoras de algunas películas baratas de ciencia ficción de los años 50. Es por esa misma apuesta loca, que desde sus primeros conciertos envolvieron a sus oyentes en una atmósfera propia de criaturas espaciales, escenarios delirantes y bacanales cósmicos. Desde que aparecieron en el planeta rock, hicieron bailar apretaditos al señor vintage y a la señora vanguardia en un festín a go gó, del que solo salieron para hacer el amor. Y la pasaron de lo lindo.





La plaga de las langostas

Cierra los ojos, apaga la música y haz un veloz viaje al pasado. Estamos en 1977, y mientras Jhonny Rotten y los Pistols piden anarquía en Inglaterra, Gloria Gaynor y Donna Summer la tienen en el Studio 54 neoyorquino. En Latinoamérica, mientras tanto, habíamos aprendido a aletargarnos con las baladas de Camilo Sesto y el Cisne cuello negro de Basilio. Aún podía escucharse cantar a los grillos a lo lejos. Elvis Presley se volvía el rey…allá en un parnaso musical de donde no se vuelve. Por ello, Cindy Wilson (guitarra, voces), Kate Pierson (órgano, voces), Ricky Wilson (guitarra), Fred Schneider (teclados, voces) y Keith Strickland (batería), se unieron para tramar su misión sobre la tierra. Y entre monarcas caídos a los que les era imposible cantar I will survive, y pankekes yonquis que se ponían histéricos ante un You should be dancing, entendieron que lo suyo era la diversión y se inventaron a sí mismos. Para 1978 ya eran conocidos los peinados altos de Cindy y Kate (llamados B52, por su parecido a la forma de estos aviones), sus coquetas minifaldas y botas, y el estilo extravagante del frontman Fred Schneider, y su look John Waters meet John Holmes, que tantos alborotos causó en sus conciertos. Para fines de ese año piden prestadas unas monedas para autofinanciar su primera grabación, demostrando que no solo eran frescos sobre el escenario, si no que tenían fe para mayores logros. El primer tema fue Rock Lobster, conocido como el Rock de la langosta. Ahí viene la plaga, le gusta bailar.

En estos años fue clave su encuentro con Chris Blackwell, el famoso productor de Island Records que también trabajaba en aquella época con Bob Marley. Con él realizan su primer álbum The B-52´s (1979), incluyendo, aparte de Rock Lobster, temas como Planet Claire y Dance this mess around.





Sueño en technicolor

Muchos peruanos ya entrados en la base 4, recuerdan con cariño las fiestas a inicios de los 80, cuando la diversión era más eufórica que nunca al ritmo de B-52, y la fuerza incansable de Party Out Bounds o Private Idaho, los hacían bailar y olvidarse por varios minutos de la carita seria de Fernando Belaunde. Para esta época ya habían grabado 2 Lp´s más: Wild Planet (1980) y Whammy! (1983). Además, tuvieron una aclamada participación en el Rock in Río de 1985. Y aunque su aporte a la historia del rock no es quizás tan significativo como el de otras bandas consideradas dentro de los géneros new wave y post punk que sonaban entonces, nadie puede negar que aquella década fue suya. Sin embargo, el período de auge acabó trágicamente. Ricky Wilson, hermano de Cindy y ocurrente intérprete de los extraños acordes y arpegios que caracterizaban el sonido B52, fallecía de SIDA el mismo año de su participación en el mencionado megafestival. Lo que siguió fueron tiempos en que pasó lo inimaginable para una banda con sus características: su realidad se volvió opaca. Sin embargo, algo de magia quedaba aún y los paisanos de REM (otra banda originaria de su ciudad, Athens, en Georgia y con quienes compartieron escena al inicio de sus carreras) se sobrepusieron con creces: en 1989 salió a la venta Cosmic Thing, su mejor trabajo en mucho tiempo. Entonces, Perú, América y Europa, bailaban ya con Love Shack y Roam, su recordado canto a la libertad: Roam if you want to/ roam around the world/ roam if you want to/ without anything but the love we feel. Los marcianos estaban de vuelta. A pesar que Cindy Wilson abandona la banda en 1991, los 3 integrantes restantes editaron en 1992 el álbum Good stuff, con lo que volvieron a llamar la atención de los chicos que solo querían divertirse.



Lima, cuenta regresiva

Tras haber sido incluidos en la lista de grupos favoritos de John Lennon mientras tuvo vida, haber trabajado con el ex Talking Heads David Byrne, colaborado en soundtracks como The Flintstones, prestado la voz de Kate para colaboraciones con Iggy Pop y REM y ser unos afanosos activistas por la conservación de la naturaleza, esa de la que con tanta pasión tomaron sus colores, los B52 editaron en 2008 un nuevo álbum, luego de 16 años manteniendo un silencio que, por su naturaleza de alborotadores, parecía imposible. Funplex, su octavo disco en estudio, es un retorno a las raíces del arcoíris sonoro más color pastel en la historia de la música contemporánea. El triunfo del kitsch y la sonrisa, sobre la introspección y la intelectualidad de otros ritmos. “Rock and roll fuerte y sexy, con el beat aumentado a rosa fosforescente”, según su guitarrista Keith Strickland.

¿Qué tienen en común Buenos Aires, Rio de Janeiro, Sao Paulo, Porto Alegre y Lima? Que en sus calles ya se habla de la próxima invasión de estas fantásticas criaturas. Se trama asistir al concierto de la también llamada World’s Greatest Party Band con faldas, pelucas y a lo loco. Y, tras la revelación de que serán teloneados por los legendarios New York Dolls, la locura se multiplica desde ahora. Entonces, es momento de mirar a la luna, aullar de alegría y esperar su aterrizaje.