CON EL CAÑÓN EN LA BOCA

Un espacio para el desahogo, para el ahogo, para la soledad, para la compañía, para perder el control y retomarlo, para perderse completo y reencontrarse a medias, para ser un personaje y ser el autor al mismo tiempo, para gritar desaforado todos los silencios.

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Nombre: Ricardo Hinojosa Lizárraga
Ubicación: Miraflores, Lima, Peru

Comienzo esto a la edad en que otros han terminado todo lo que les quedaba por hacer en vida: Hendrix, Morrison, Janis, Cobain. Que poco pueden parecer a veces 27, cuanto pueden significar en otras ocasiones. Fuera de eso, ya cumplí con los rituales del colegio y la universidad, el de los vanos intentos de socialización, el de la escuela de vida que te prepara para saber adonde no volver, o como extraviarte totalmente en la búsqueda de ser individual y no borrego de modas y antojos circunstanciales. Aunque, a pesar de eso, prosiga ahora como todos, como uno más, ganándome el pan y trabajando, cumpliendo protocolos y horarios, aunque prefiera quedarme en casa, escribir según mi ánimo, darle curso al onanismo (el mental y todos sus hermanos), almorzar cuando no toque, escupir al cielo eventualmente o sencillamente chasquear los dedos frente al público y hacer mi gran desaparición. A pesar de todo eso, estoy aquí, sacando bien, siempre con el cañón en la boca, tentando el número final que me haga perenne.

julio 30, 2009

La última acrobacia del Pequeño Saltamonte


Fue hijo de un conocido y respetado actor; fue también un niño problemático, un adolescente conflictivo y un potencial delincuente juvenil hasta que descubrió la actuación y se hizo hippie, escultor, cantante, compositor y luego famoso como Kwai Chang Caine, un taciturno monje shaolin que impartía justicia y enseñanzas a ritmo de kung fu, convirtiéndose en una imagen icónica de la televisión en los años 70. La vida de David Carradine pendió de un hilo muchas veces, pero nunca tanto como el pasado 3 de junio, cuando fue encontrado ahorcado en la habitación de un hotel tailandés. No fue una espada Hattori Hanzo o la Técnica de los Cinco Puntos la que acabó con su vida, como en Kill Bill, sino sus filosos instintos sexuales.




Era peladito, delgado y aparentemente inofensivo. Apareció un día, niño aún, en el monasterio shaolin, y fue acogido por los monjes como un hijo y preparado en cuerpo, mente y alma según su filosofía. Por eso Po, su ciego maestro, atinó a llamarlo “Pequeño saltamontes”. “Sé tú mismo. Y nunca temas quedarte desnudo ante los ojos del resto", le aconsejaba en los constantes flashbacks de la serie que iban de su adultez a su infancia ó adolescencia. El nombre del discípulo era Kwai Chang Caine. Estábamos en 1972 y la serie Kung Fu iniciaba sus años de protagonismo televisivo, llevando la cultura china a millones de televidentes de todo el mundo, en un contexto mundial irónico. Apenas un tiempo antes del estreno de la serie, Richard Nixon, en ese entonces presidente americano, se había dado un famoso apretón de manos con Mao Tse Tung, abriéndole a China las puertas de occidente, en plena Guerra Fría.

Kwai Chang Caine era sereno, taciturno, sabio y reflexivo. Una vez completada su preparación con los monjes shaolines, viajó en busca de su medio hermano a Estados Unidos en plena época de vaqueros, sheriffs y diligencias. Cambió sus túnicas por un ropaje de ermitaño cowboy, con el cabello largo y una eterna bolsita artesanal cruzada a través de su pecho. El lejano y salvaje oeste vio llegar a este chino con apellido anglosajón e intentó mostrarle los dientes, gruñirle y ponérsela difícil. Pero Caine era más astuto y más fuerte y, dentro de las pocas frases que pronunciaba, tenía siempre listas palabras que configuraban diferentes lecciones de vida. A pesar de ser un maestro en kung fu, controlaba cada una de sus reacciones contra los malosos para utilizar solo la violencia extremadamente necesaria. Pero si Caine tenía un defecto era no ser real. Caine habitaba dentro de David Carradine, un antihéroe sin disciplina ni templanza. Como si se tratara de otra de esas bipolaridades famosas del cine y la televisión al estilo Hulk/Bruce Banner o Dr. Jeckyll/Mr. Hyde, Caine y Carradine eran uno solo pero eran otro distinto al mismo tiempo.



Artes parciales

Antes de vestir túnica y elaborar golpes y filosofías de potencia oriental, David Carradine tuvo una vida un tanto complicada. Nació en 1936 y creció bajo la sombra de su famoso padre, el actor John Carradine, quien alcanzó la fama apareciendo en 10 filmes del gran John Ford, como “Las uvas de la ira” o “La diligencia”, y trabajando bajo las órdenes de otros estupendos directores, como Fritz Lang u Otto Preminger. La celebridad de su padre molestaba al aún adolescente David, quien prefería un modo de vida más perfil bajo. Tras convertirse en un joven rebelde y problemático, ingresa a la Universidad Estatal de San Francisco, donde estudió teoría musical y composición. A pesar de descubrir gracias a esto su pasión por la actuación – al igual que sus hermanos Keith y Robert - y dar sus primeros pasos en obras teatrales, su anhelo de una vida outsider fue más fuerte. La tentación de la sicodelia y el naciente movimiento hippie fueron una inspiración para él, así que decidió dejarlo todo y dedicarse a labores agrícolas en una granja en Vermont, viviendo en un remolque y entregándose totalmente a la vida bucólica, cultivando repollos y roleando porros. Es durante estos años, a fines de los 60, cuando entabla una tempestuosa relación romántica con la actriz Barbara Hershey (recordada por su papel de María Magdalena en La última Tentación de Cristo) con quien tendría un hijo al que, hippiemente consecuentes, llamarían Free. Sin embargo, no todo podía ser paz y felicidad. A pesar de que más tarde se convertiría en estrella esquivando patadas y sables, David Carradine no pudo eludir el llamado militar. Estuvo en el ejército durante 2 años, tras lo cual empezó a tomarse en serio su carrera como actor. Luego de realizar importantes trabajos dramáticos en Broadway, la fama tocaría la puerta de su remolque. Algo pasaría entre sus dos colaboraciones con el talentoso pero aún neófito Martin Scorsese, Boxcar Bertha (1972) y Main Streets (1973). Dejaría de ser un hombre absolutamente desinteresado en las artes marciales, para convertirse en maestro, guía y mensajero del rubro. Se dice que el mismísimo Bruce Lee estuvo tentado para el papel, pero fue finalmente David Carradine quien pasaría a la historia. Él era Kwai Chang Caine y, para bien o para mal, ese sería un estigma que lo acompañaría durante toda su vida.



La tentación del fracaso

"No busco conocer las respuestas, sino entender las preguntas", decía Caine en algún episodio, imponiendo una de las frases más conocidas de la serie. Pero, como si nunca hubiera entendido nada finalmente, Carradine sufrió las consecuencias de la irregularidad de una carrera que parecía destinada al éxito. En 1975 y ya convertido en una celebridad, Carradine extrañaba sus escapadas hippies. Alguna vez comentó que huía de las pertenencias, afirmando "Cada diez años o algo así abandono la casa donde esté y tomo la carretera. Me llevo a mi perro y lo que quepa en el coche". Quizás por eso no dudó en interpretar a la leyenda folk Woody Guthrie (ídolo e inspiración de Bob Dylan) en el filme Bound of glory, de 1976. Al año siguiente daría otro paso importante, al trabajar bajo la dirección de Ingmar Bergman en El huevo de la serpiente. Sin embargo, es por estos años que su comportamiento excéntrico, transgresor y desmedido, escribe uno de sus capítulos más vergonzosos. Cierta noche y tras ingerir peyote en desorbitadas cantidades, asaltó la casa de sus vecinos completamente desnudo, destruyendo todos sus muebles con extrañas maniobras, como si ensayara para un lisérgico episodio de Kung Fu. Superado el incidente y tras mezclar los trabajos mencionados con olvidables películas que lo estigmatizaban en el rubro de artes marciales, aún le quedó talento y criterio para, en 1980, personificar al pintor Paul Gauguin en un telefilme y para participar en The Long Riders interpretando, junto a sus hermanos Keith y Robert, a los hermanos Younger, célebres bandidos y compinches de Jesse James. Esa es considerada por muchos su mejor actuación. Poco después fue detenido en Sudáfrica, acusado de posesión de droga. La sustancia era conocida como dagga, de efectos similares a la marihuana, pero vetada en el mencionado país por sus fuertes poderes alucinógenos.

The long riders es lo último destacable de su carrera en muchos años, ya que frente a sus fracasos matrimoniales (sumó hasta 4 divorcios), el encasillamiento en el papel del Pequeño Saltamontes impedía que muchos productores lo tomaran en serio para otros roles. Esto, sumado a su adicción a drogas cada vez más duras y su prominente alcoholismo, lo llevaron directamente a convertirse en mito y leyenda, pero del cine serie B, ominoso destino para un actor con sus posibilidades dramáticas. Posibilidades que mostraba más en su vida propia que en la pantalla. Un sinnúmero de actuaciones y cintas olvidables llenan su currículum, que ostenta créditos en 118 películas, 45 telefilmes y 32 obras teatrales en una carrera que se prolongó por 45 años. El estado de depresión y abatimiento en que vivió estos años, quedó evidenciado en unas declaraciones que diera al diario Telegraph, en 2004. "Hubo un periodo en mi vida en el que solo pensaba en mi "Colt 45", cargada, y metida en mi mesa de noche. Y todas las noches que sacaba mi revolver pensaba en volarme la cabeza, pero luego decidía no hacerlo, y seguir con mi vida. Ponía la pistola de regreso en mi mesa de noche y continuaba escribiendo mi autobiografía o lo que sea que estuviera haciendo", afirmó Carradine entonces.



Bill killed himself

Tras su agobiante ostracismo, su nombre volvió a escucharse a inicios de los 90, cuando dirigió, protagonizó y produjo una secuela de la serie de televisión que lo llevó a la fama, llamada ahora Kung Fu, la leyenda continúa. A estas alturas de la vida, Carradine también había tenido tiempo para escribir un libro sobre la disciplina que lo transformó, llamado “El espíritu del Shaolin”. Asimismo, había participado como cantante en varios soundtracks, e incluso editó un álbum con temas solistas titulado, oh!, sorpresa, Grasshopper (Saltamonte), con indudable influencia folk. De pasadita, en 1978 había comenzado a dirigir Mata Hari, la historia de la famosa espía de la Primera Guerra Mundial, un proyecto que quedó trunco. Así transcurría su vida hasta que el nostálgico Quentin Tarantino – al igual que antes había hecho con Pam Grier (Jackie Brown) o John Travolta (Pulp Fiction), otras estrellas setenteras. – lo convocó para Kill Bill, su sangriento y épico retrato de una venganza. Ahí encarnaría justamente a Bill, ex amante y protector de Beatrix (Uma Thurman), convertido ya en objeto de una revancha que, a la postre, sería fatal. El estreno de Kill Bill Vol. 1 y, sobretodo, del Volumen 2 de la misma cinta, que contaba con una mayor participación de Carradine, le devolvería la fama con un papel definitivo y coherente con su estatus de leyenda. “Soy feliz, no sé si por primera vez en mi vida...La verdad es que me siento extraño porque nunca he estado satisfecho con nada”, declaró en aquellos momentos.

A pesar de ello, en los 5 años siguientes, aunque siguió trabajando con vehemencia e incansablemente, haría otros papeles irrelevantes. En la actualidad, el actor de 72 años vivía en Los Ángeles con su esposa Annie, sus cuatro hijos y sus tres perros. Viajó recientemente a Bangkok, capital de Tailandia, para filmar la película Stretch, dirigida por el francés Charles de Meaux. Según decenas de testigos, la noche del 3 de junio fue visto en el lobby del hotel donde estaba alojado, tocando el piano, con algunas copas encima, pero bastante sereno y feliz. Luego entraría a su habitación, para no salir vivo nunca más. Al día siguiente fue hallado por la encargada de limpieza, en un escenario que ha desatado polémica. Mientras su manager anunciaba que había fallecido por causas naturales, la policía sostuvo que Carradine se había ahorcado, desnudo, con el cordel de una cortina. “Suicidio”, se dijo. Sin embargo, hasta el cierre de esta nota se seguían revelando hipótesis sobre su fallecimiento. La más sórdida, pero al parecer la más cierta, es que el actor falleció como consecuencia de una práctica sexual extrema (asfixia autoerótica, a la manera del filme El imperio de los sentidos), pues no solo su cuello estaba rodeado por el cordel, sino también sus genitales. A pesar que sus familiares se niegan a creer esto último, lo cierto es que es un elemento más para engordar la leyenda. Y es imposible olvidar ese consejo ya mencionado del maestro Po que Kwai Chang Caine pareció tomarse muy en serio, en su momento final: Sé tú mismo. Y nunca temas quedarte desnudo ante los ojos del resto". Seguramente Caine le respondería como alguna vez afirmó en un episodio, antes de caminar eternamente silencioso hacia su último destino: “Cuando encuentras tu camino, el cielo se hace más dulce". Descansa en paz, Gran saltamonte.




Escena de Kill Bill, Volumen 2:

“Supongo que la forma tradicional de terminar esto es que peleemos con las espadas Hanzo. Bueno, si eso sucediera, esta hacienda viene con su propia playa privada. Y esa playa privada luce particularmente hermosa bañada a la luz de la luna. Y justamente hay luna llena esta noche. Así que, espadachina, si quieres un duelo de espadas, ahí es donde lo sugiero. Pero si tú quieres ir a la antigua usanza, y sabes que yo soy de la vieja escuela, entonces podemos esperar hasta el amanecer, y trocearnos uno al otro a la salida del sol, como una pareja de auténticos y honestos samuráis”.

Bill (David Carradine) a Beatriz (Uma THurman).

Escena de Kung Fu

(Caine niño está sentado en un muelle, solo, y el ciego Maestro Po llega con él)

Maestro Po: ¿Qué haces ahí sentado, saltamontes? ¿En qué estás pensando?

Caine: Mi madre. Mi padre. Se han ido. Me quedé solo.

(El maestro refleja tristeza en su rostro. Se escuchan unas aves volando sobre ellos.)

Maestro Po: - ¿Has oído la bandada de aves sobre tu cabeza?

Caine: (mueve la cabeza afirmativamente).

Maestro Po: - ¿Oyes al pez?

Caine: (mueve la cabeza otra vez afirmando).

Maestro Po: - ¿Al escarabajo?

Caine: (mira un escarabajo caminando sobre un tapete de fibras y mueve la cabeza una vez más).

Maestro Po: (Sonriendo) ¿En este lugar tan concurrido, te sientes solo?... ¿cuál de los dos es el más ciego?

(Caine niño se queda pensando)



Artículo publicado en la revista Dedomedio.