HISTORIA DE UN SARGENTO QUE NO NECESITA ASCENSOS
Difícilmente podrá haber un año tan significativo para el rock como 1967. En medio de los humeantes ímpetus del verano del amor, la tensión por la guerra de Vietnam, la muerte del Che Guevara y los acelerados cambios sociales, diversas agrupaciones demostrarían que todo era posible en el universo de las sonoridades, pues una pléyade de maestros se aprestaba a dejar un legado inigualable a las siguientes generaciones, sea para el puro disfrute o para caminar tras sus pasos. El Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band de los Beatles marcó un antes y un después en la historia del rock, redefiniendo conceptos, rediseñando al grupo y replanteándonos la eterna búsqueda de la esencia real de lo sonoro, lo aéreo, lo tangible, a través del viaje ácido ocasionado por los 13 tracks que integran el disco. Si bien el aura lisérgica era proporcionada tanto por la música misma, como por la leyenda alrededor de Lucy in the sky with diamonds y la relación entre sus siglas y el LSD, también influenció el hecho de que en el mismo estudio Abbey Road, en una sala contigua a la que los Beatles usaron para esta grabación, Roger Waters, Syd Barret, Rick Wright y Nick Mason estuvieran forjando a punta de alucines la ópera prima de Pink Floyd, el The piper at the gates of dawn, germen de la más pura psicodelia, aquella droga rítmica que impuso sus no-reglas desde ese momento. Y los Beatles, al abandonar la fórmula pop que más los caracterizaba hasta ese día, también tomaron un riesgo. Siendo el grupo más popular del mundo, fueron capaces de cambiar Love me do por Within you without you o I want to hold your hand, por Getting better o Fixing a hole, otras de las joyas del disco. Y nunca volvieron a ser los mismos. Además, buscaron ser cubiertos en la aventura por unos alter ego que formaran un Club de Corazones Solitarios, cuando a ellos ni la prensa ni sus fans los dejaban solos ni un instante. Quisieron que sus principales referentes culturales aparecieran en una portada que les rendía tributo, pues Lennon, McCartney, Harrison y Ringo decidieron desde este momento no ser solo unas estrellitas más del showbusiness, sino verdaderos músicos enfocados en su obra artística, revalorándola como un concepto en el que todos tenían algo que aportar. Mientras tanto, alrededor de ellos en el mundo, otros también trataban de transgredir lo estipulado a su manera ese mismo año. Casi frente a ellos, los Rolling Stones, aún con Brian Jones como factor sorpresa, editaban el Their satanic majesties Request. Lou Reed se sacaba la jeringa del brazo para debutar con la Velvet Undreground y volvérsela a poner, Janis Joplin ya sangraba con su canto en el debut de Big Brother and the Holding Company, tras su magnífica performance en el Monterrey Pop Festival. Clapton y Cream grababan el Disraeli Gears. David Bowie, Grateful Dead y The Doors debutaban con álbumes epónimos. Algo comenzaba a gestarse, algo estaba sucediendo en el mundo mas allá de los gobiernos caídos, las guerras y sus bombazos de injusta casualidad. A veces un ser humano cumple 40 años y empieza a darse cuenta que ya no es el mismo de antes, que algo de su esencia se ha perdido en el camino. Pero el Sgt. Pepper´s no. El Sgt. Pepper´s nunca. El Sgt. Pepper´s es cada vez mejor mientras más tiempo pasa, mientras más se le disfruta y se deja uno volar. ¿O alguien duda hoy de su vigencia?.
Etiquetas: 1967, psicodelia, rock, Sgt Pepper, The Beatles
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