Él le iba al Necaxa
- Chavo: “Ron Damon, ¿su abuelita es muy resbalosa?
- Don Ramón (preparando el coscorrón) ¡Toma!
- Pipipipipi…
- Y no te doy otra nomás…porque a mi abuelita le decían mantequilla
No todos tenemos el privilegio de nacer rodeados por la locura, o por la genialidad, que muchas veces es lo mismo. No todos aprendemos a sonreír de una manera única y a crear un repertorio propio de muecas y tics, teniendo como vecinos de cuna al Loco Valdez o al genial y ya casi mítico Tin Tan, sus hermanos. Y es que sencillamente no todos nacemos destinados a tener ese touch de gloria del que hablan algunas canciones. Pero Ramón Valdez sí. Incluso un touch especial que lo hace magnífico, más allá de su vida y de su muerte. Heredero privilegiado del talento histriónico familiar, secundando al ya mencionado Tin Tan o hasta a Pedro Infante en algunas películas antes de empezar su larga colaboración con Chespirito, no fue sino hasta que ese ser flacuchento, su característico sombrero de mezclilla celeste, su añeja camiseta azul y sus jeans de mil batallas configuraron al personaje entrañable, conmovedor y atemporal, que logró la fama que lo mantiene vigente en la memoria colectiva, tras casi 40 años de creado.
Conocido por los siempre carismáticos personajes de la vecindad de El Chavo como lombriz de aguapuerca, cara de mono con reumatismo, tripa escurrida o patas de chichicuilote, Don Ramón se ha ganado un lugar en el parnaso de los iconos pop de Latinoamérica, si es que acaso ese parnaso existe. Por lo menos en nuestro país comparte con el Ché Guevara los primeros puestos en la venta de polos y souvenirs en los mercados underground, léase Quilca y galerías Brasil, y eso ya es un síntoma importante. Por ejemplo, ya es clásica esa imagen que, bajo el título de The Ramones, muestra al esmirriado papá de la Chilindrina reemplazando a cada uno de los integrantes del famoso combo punk. Ramón Ramone rules, qué duda cabe.
¿Qué pasó, qué pasó?, ¡vamos ay!
“Ningún trabajo es malo; lo malo es tener que trabajar”
Pero no todas las historias comienzan por el final. Ramón Gómez-Valdez Castillo, como realmente se llamaba el actor, nació para la gran vecindad que es el mundo en Ciudad de México, el 2 de setiembre de 1923. Germinó con los ojitos verdes, pero jodidamente feo. Cualquiera creería, incluso, que ya tenía el bigote puesto. A pesar de ello, se las ingenió para tener 3 esposas y 10 hijos. Desde sus primeros años mostró su vocación donramonesca, dedicándose a los más descabellados oficios, entre ellos los de cuidador de yates y capataz de granja (al menos, nunca se dedicó a probar colchones, como Capulina). Más tarde, cuando su hermano Germán alcanzó la fama absoluta - solo superada en la época por Cantinflas- como Tin Tan, su carrera en el mundo artístico empezó a brillar. Luego su otro hermano, Manuel, conocido hoy en día como “El Loco Valdez”, también lograría el éxito y el reconocimiento como showman. Incluso, a inicios de los 70 y tras un casi clandestino affaire con la reconocida Verónica Castro, engendraría al inexplicable cantante de horrores como “Azul, como el mar azul”. Sí, le duela a quien le duela, Cristian Castro debería llamarse en realidad Cristian Valdez, pero esa es otra historia.
A pesar de haber interpretado distintos personajes a través de una carrera cinematográfica de más de 50 películas, Ramón calificó alguna vez su participación en El Chavo del 8 como “los años más felices de mi vida”, aunque fuera de la pantalla y una vez terminada dicha etapa, jamás pudo desprenderse de su personaje. Él mismo comentó que tras abandonar El Chavo solo tuvo 4 ofertas de trabajo, y las 4 eran súplicas de Chespirito para que volviera a su papel en la vecindad. Sin embargo, las crecientes tensiones dentro del elenco y los dimes y diretes lo terminaron alejando definitivamente. Con su salida, otros sketches de Chespirito, como el Chapulín Colorado o el Chómpiras, también perderían extraordinarios personajes caracterizados por Valdez, como el Peterete, el Pirata Alma negra, el Tripa Seca o el siempre recordado Súper Sam.
Mà, pos ora?
Otra singular coincidencia con su personaje era la sencillez y humildad. Cuenta uno de sus hijos, en una entrevista que pueden encontrar fácilmente en Youtube, que su indumentaria cotidiana era prácticamente igual a la de su personaje, por lo que no era nada difícil reconocerlo en la calle. Además, era muy aficionado al calor de la gente, por lo que disfrutaba más que su propia esposa ir al mercado a hacer las compras del mes. A pesar de ser una persona bromista y extrovertido con sus compañeros de trabajo y su familia, y reservada ante los desconocidos, le gustaba ser identificado en la calle, firmar autógrafos y compartir momentos con los niños. No debemos olvidar que fue el Perú uno de los últimos países que visitó con su circo itinerante con el que deleitó a un sinnúmero de infantes que hoy deben recordarlo con una gigantesca sonrisa, como la que él mismo tenía.
“Nuestro padre era un gran personaje dentro y fuera de la pantalla, un tipo súper amoroso – afirmó en una entrevista una de sus hijas – En sí, fue como una madre, pues él era quien nos daba la leche en la madrugada, el que nos cambiaba los pañales, nos hacía pasteles y hot cakes. Lo que pasa es que nuestra madre siempre se quedaba dormida”. Quizás a veces, en esas horas de preocupación y desvelo, el mismo Ramón se pensaba un quijotesco y viudo Don Ramón, luchando contra salvajes molinos para conseguirle alimento a sus chilindrinitas.
- Buenas noches, Chavito.
- Buenas noches Ron Damón, que duerma bien.
ROCK RAMON
Don Ramón, demostrando su vigencia, ha inspirado este tema que, cantado a intenso ritmo punk, perpetró una banda chilena, llamada Los Mox.
Rindo tributo a nuestro patrón
Fue boxeador pero nunca pegó
Él no era bueno para pagar las cuentas
Siempre debía 14 meses de renta
Yo admiro a Don Ramón
Flaco tatuado, el más chingón
La bruja de mierda siempre te acosó
Doña Florinda siempre te humilló
Jirafales en menos te miró
Y el hocicón de Quico siempre te acusó
Yo admiro a Don Ramón
Flaco tatuado, el más mejor
Es mi maestro Don Ramón
Por ti me tomo este ron
El rascabuches, Peterete y Don Ramón
Siempre serán mis fuentes de inspiración
Te grito para que me escuches donde estés
Hoy te saludo gran Ramón Valdez.
2 Comments:
qué genial este texto... yo también soy fanático de Don Ramón y el chavo del 8...
saludos
Viste que estoy en clara desventaja??? jajajaja!!!
En mi próxima vida naceré periodista para mandarme un post tan notable :)
Grande Don ramón!!
Besos!
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